Resultado de las Cortes convocadas en España en 1810 en medio de la invasión napoleónica. Se promulgó en marzo de 1812, y ahí surgiría por lo menos en el papel la nación política española conformada por los habitantes de ambos continentes, aunque ya en abril de 1810, en Caracas, se había iniciado un proceso de ruptura con la monarquía española, y en septiembre (Grito de Dolores) ocurriría lo mismo en la Nueva España.

En todo caso, la Constitución de Cádiz fue inspiración doctrinal para toda América y Europa, y ahí se articularon los elementos político-jurídicos que prevalecieron en la práctica legislativa del México decimonónico como la división de poderes, la residencia de la soberanía en la nación y el reconocimiento de los derechos de los ciudadanos.

Al consumarse la Independencia, se estableció la Soberana Junta Provisional Gubernativa, elegida por Agustín de Iturbide, y designó a los integrantes de la Regencia que habría de organizar las elecciones de los diputados del Congreso Constituyente.
Este Congreso no emitió Constitución alguna y tuvo una relación tensa con Iturbide, quién ordenó la disolución del cuerpo legislativo. Los acontecimientos posteriores al Plan de Casa Mata condujeron a la restauración del Congreso a principios de 1823, al tiempo que Iturbide (Agustín I) abdicaba al trono. El Congreso creó el Supremo Poder Ejecutivo y declaró ilegal el Imperio.